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El
agua de manantial es un tipo de agua que fluye de forma natural desde una fuente subterránea a la superficie terrestre. A continuación, te hablaremos sobre las principales
características del agua de manantial:
- Origen natural: Proviene de fuentes subterráneas donde el agua se ha filtrado a través de capas de roca y tierra, lo que le otorga una pureza y frescura características.
- Baja cantidad de impurezas: Generalmente, el agua de manantial es menos procesada y contiene menos impurezas, como cloro, sedimentos o contaminantes, en comparación con el agua tratada de la red pública.
- Minerales naturales: Este tipo de agua contiene minerales disueltos, como calcio, magnesio, sodio y potasio, que pueden variar según la región geológica de donde proviene el manantial. Estos minerales son beneficiosos para la salud, aunque su concentración puede influir en el sabor del agua.
- Sabor fresco: Debido a su origen y a la filtración natural que sufre al pasar por las capas del suelo, el agua de manantial suele tener un sabor suave y fresco.
- pH variable: El pH del agua de manantial puede variar dependiendo de su composición mineral y de las características geológicas del área en la que se encuentra el manantial, aunque comúnmente tiene un pH cercano al neutral (alrededor de 7).
- Baja cantidad de microorganismos: A pesar de su origen natural, el agua de manantial no suele contener microorganismos patógenos, ya que el proceso de filtración natural la purifica. Sin embargo, en algunos casos, puede ser necesario realizar una pequeña desinfección para garantizar su potabilidad.
- No contiene aditivos: A diferencia del agua tratada que puede contener productos químicos como el cloro o el flúor, el agua de manantial no suele tener aditivos.
- Propiedades curativas o beneficiosas (en algunos casos): Algunas aguas de manantial, especialmente aquellas con minerales específicos, son conocidas por sus propiedades terapéuticas, y han sido utilizadas históricamente para tratar diversos problemas de salud.